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Las narcodespensas y el futuro del crimen organizado


“Con toda esta corrupción, ya no sé distinguir entre qué está bien y qué está mal”.
Martha López, habitante de Los Mochis, Sinaloa (2016)1.

El 6 de abril de 2020 en medio del confinamiento sanitario en nuestro país, se difundieron fotografías, notas periodísticas y hasta videos en redes sociales como TikTok, donde a los habitantes de Tamaulipas, territorio históricamente ligado al narcotráfico debido a su extensa frontera con Estados Unidos, su apertura al Golfo de México,  al océano Atlántico y sus vastos recursos naturales, se les entregaban cajas de despensa con la leyenda: “CARTEL DEL GOLFO EN APOYO A CD. VICTORIA SEÑOR 46 VAQUERO”, a quien señalan como presunto jefe de la plaza del Cartel del Golfo en la capital del estado.

La misma escena de aparente caridad se repitió una y otra vez en Jalisco, Colima y San Luis Potosí con el Cártel Jalisco Nueva Generación, en Sinaloa con Joaquín "El Chapo" Guzmán, en Veracruz con Los Zetas, en Michoacán con Los Viagras, en Chihuahua con Gente Nueva, brazo armado perteneciente al Cártel de Sinaloa y en muchos otros estados con muchísimos grupos criminales más.


Figura 1. Narcodespensas de “El Chapo Guzmán”. Ulises Ruiz (2020). Recuperada de https://www.eluniversalqueretaro.mx/nacion/lopez-obrador-confirma-que-crimen-organizado-ha-entregado-despensas-en-varios-estados 

Si bien a botepronto esta situación parece digna de reconocimiento, bastan un par de milésimas de segundo para que salgan a flote todas las horrendas imágenes de violencia extrema que relacionamos con las palabras narcotráfico, cártel o crimen organizado; y si bien no descartemos de inmediato el gesto, por lo menos lo pongamos en tela de juicio.

Para comprenderlo, hay que entender que, durante años el crimen organizado ha funcionado como una suerte de “estado paralelo”2 por el que las comunidades se decantan en muchos estados del país. Desde obras de infraestructura como escuelas, hospitales y casas hasta una colectivizada sensación de seguridad y de verdadera justicia, estos grupos se han encargado de proveer a sus comunidades de origen de todo lo que el Estado en sus tres niveles de gobierno ha fracasado — deliberadamente o no — en brindarles.

Este vacío de seguridad, bienestar y autoridad ha sido aprovechado por los grupos del crimen organizado. A lo largo y ancho de todo el territorio nacional, con particular énfasis en el norte y poniente del país, las células criminales, sin importar su tamaño, han incurrido en prácticas de asistencia social al repartir despensas, kits médicos, juguetes y hasta dinero; eso sí, en cajas de cartón con un gigantesco estampado del grupo criminal que las entregó3.

Sin embargo, ¿qué busca obtener el crimen organizado a cambio? ¿Qué es lo que necesita que no puede tomar por la fuerza ni por el despojo, como todo lo demás que ha tomado? ¿Por qué los grandes cárteles se desenvuelven en una contradicción colosal ofreciendo asistencia social a comunidades que ellos mismos se han encargado de convertir en las más violentas y terroríficas del planeta?4 Y sobretodo, ¿por qué ahora, durante la contingencia sanitaria, se intensifican estas acciones? La respuesta a todas estas interrogantes no  es tan complicada y vale la pena analizarla minuciosamente: el crimen organizado busca la aprobación de las comunidades donde tiene presencia, en su función de estado paralelo, pues pretende “preparar el terreno” — a falta de un mejor término — para la disputa de oportunidades criminales postconfinamiento. Es un aviso inequívoco de que “después de la calma, viene la tormenta”.

Asimismo, este tipo de acciones pretenden afianzar el control del territorio de grupos delictivos dentro de las comunidades, tratando de convencer a los ciudadanos que ellos son quienes ofrecen bienestar, no así los grupos rivales ni mucho menos el Estado. De este modo, consiguen cierta aprobación social y construyen su propio capital político, el cual les permitirá inclinar la balanza a su favor en procesos electorales futuros.

Pareciese que no siempre tenemos presente que muchas de estas organizaciones criminales como el Cártel de Sinaloa, los Zetas, el Cártel de Juárez y el Cártel de Tijuana, entre otras, son de carácter trasnacional y tienen presencia en todos los continentes, haciendo llegar sus productos y servicios hasta los lugares más recónditos del planeta5. Es el velo de lo ilícito el que nos imposibilita identificar con claridad la verdadera dimensión de estas grandes corporaciones, y es hasta que retiramos este manto, que podemos dimensionar el alcance, la influencia, el poder económico e inclusive el poder político que tienen estas entidades, el cual rebasa de sobremanera a un extenso número de empresas que figuran en la lista Forbes e incluso a Estados nación enteros6.

Es por ello que la reclusión forzosa a la que se ha visto obligada la mayoría de los países del mundo, ha trastocado hasta sus cimientos las cadenas productivas, distributivas y comerciales del narcotráfico. Sin clientes en las calles, el amplio catálogo que manejan estos grupos delictivos a nivel internacional como la venta de droga, la prostitución, trata de personas, el cobro por ‘derecho de piso’, la extorsión e incluso proyectos económicos a través de los cuales lavan su dinero, se ha visto frenado súbitamente mermando las finanzas de estos grupos que, si bien operan fuera de la ley, se rigen bajo el mismo telos del sistema económico: la acumulación infinita de capital.

Ante la imposibilidad de frenar o colocar en stand by la dinámica de acumulación, pues es ésta la que delimita los alcances de su poder y del peso de su intervención en los lugares donde tenga presencia, los grupos criminales han tenido que adaptarse para subsanar el duro golpe que la crisis sanitaria asestó a sus bolsillos. Esta adaptación se ha manifestado en un incremento de robo de equipo médico, robo a transporte de carga, robo a camionetas de valores, robo a cajeros automáticos e incluso robo a funcionarios encargados de trasladar fondos de programas sociales, sin mencionar el incremento en la venta de equipo sanitario y medicamentos falsos; todo esto bajo la lógica de “aprovechar” la oportunidad de negocio que les ha brindado el confinamiento sanitario7.

Sin embargo, un documento presentado por la misma Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana en coordinación con el Centro Nacional de Inteligencia, sugiere que, a pesar de las medidas tomadas por el crimen organizado, éstas no serán suficientes para subsanar los profundos boquetes financieros que el confinamiento les ha traído y por ello prevén un incremento en los secuestros, los asaltos y los robos, además de los ciberataques y los fraudes telefónicos8.

Es aterrador imaginar que en un país como el nuestro, donde la violencia extrema y la deshumanización se han convertido en el pan de cada día, la cantidad y dureza de las medidas coercitivas del crimen organizado incrementen para mantener control de sus territorios y sobretodo, estabilizar sus finanzas. A primera instancia, estas últimas parecen no resistir demasiado tiempo tras una interrupción repentina de actividades, incluso cuando se sabe que ésta terminará pronto y les permitirá continuar con su amplio catálogo de ilícitos. Sin embargo, quizá valga la pena preguntarse qué le depararía a los grupos de crimen organizado si éste freno en sus actividades fuera permanente, ya que nos encontramos en la antesala de una situación con estas características.

La cannabis sativa, es decir, la marihuana, se encuentra en el proceso de una reforma legal que tan sólo un par de lustros atrás era inimaginable. Esta reforma, presentada en 2018 por Olga Sánchez Cordero, otrora Senadora, hoy Secretaria de Gobernación y por Ricardo Monreal, coordinador de la bancada de Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) en el Senado de la República, podría significar un boquete permanente — y muy grande — en la economía de todos los grupos de crimen organizado, pues durante décadas la marihuana ha sido un "producto insignia" de estos grupos a través del cual engrosan sus finanzas.

La controversial iniciativa por la legalización de la marihuana no se ha abordado por todas las aristas que la componen. Se ha utilizado la salud pública como bandera de esta propuesta, la cual es de suma importancia, empero no la única que debe izarse. La legislación de un tema tan complicado debería ser multi e interdisciplinario, pues pareciese que los legisladores encargados de su normativa han omitido la repercusión en la seguridad pública dentro del análisis de esta ley e, incluso han declarado que la profunda crisis de seguridad que atraviesa México en materia de seguridad desde hace más de una década mejorará9, cuando no hay indicios para pensar que la balanza se incline de este modo.

Si bien esta reforma pretende institucionalizar todo el proceso productivo de la marihuana y permitir su uso farmacéutico y recreativo, al mismo tiempo pone en jaque al crimen organizado por diversas razones. En primer lugar, lo económico. Institucionalizar la cadena productiva de esta industria supone muchos gastos adicionales entre los que destacan mano de obra asegurada, plantas procesadoras — estandarizadas, claro está — y una jugosa aportación a las arcas públicas.

En segundo lugar, la invitación y apertura total a lo que los economistas llaman “competencia perfecta” entre productores de marihuana, la cual reduce su porción del mercado. Todo parece indicar que, en caso de aprobarse la iniciativa en el Senado, la industria que gira alrededor de esta hierba permitirá más participantes, finiquitando el oligopolio de los grandes cárteles sobre la cannabis sativa.

La pregunta es, entonces, ¿cómo subsanarían estas entidades las pérdidas por la legalización de la marihuana, uno de los activos más importantes en el tablero del crimen organizado? Todo parece indicar que será del mismo modo que lo hacen hoy, intensificando sus demás actividades ilícitas mientras preparan a la población — con despensas y demás obras de asistencia social — para una confrontación más cruda en la interminable pugna por el territorio, la lucha de “plazas”.

Pareciese que el panorama criminal de la actualidad es una ventana al futuro, donde al verse recortado un negocio ilícito, los demás proliferan y comienza la riña por su control. Estamos experimentando una versión “micro” de las consecuencias que puede traer la súbita interrupción el flujo monetario hacia los grandes cárteles. La situación del confinamiento es temporal, pero la de la legalización es permanente y sus consecuencias en materia de seguridad, podrían serlo también.

Es menester hacer hincapié en que esto no significa que no deban tomarse acciones afirmativas en favor de la legalización de la cannabis sativa y de sus productores y consumidores, empero debe de hacerse de manera integral, con particular énfasis en las comunidades que son afectadas directamente por los grandes cárteles que controlan la industria de la marihuana; las cuales, como Martha López, autora de la epígrafe que inaugura este artículo, no saben qué pensar cuando sus comunidades son destruidas constantemente con fuego mientras reciben al mismo tiempo asistencia social de sus perpetradores.
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  1. 1Villegas, P. (2016). La incertidumbre reina en Sinaloa, tierra natal de ‘El Chapo’. Recuperado de: https://www.nytimes.com/es/2016/01/10/espanol/america-latina/la-incertidumbre-reina-en-sinaloa-la-tierra-natal-de-el-chapo.html «  
  2. 2Dittmar, V. (2020). Grupos criminales en México presumen apoyo social durante coronavirus. Recuperado de: https://es.insightcrime.org/noticias/analisis/criminales-mexico-viveres-coronavirus/ «
  3. 3Infobae. (2020). En qué estados han repartido narcodespensas y por qué son estratégicos para el crimen organizado. Recuperado de: https://www.infobae.com/america/mexico/2020/04/29/en-que-estados-han-repartido-narcodespensas-y-por-que-son-estrategicos-para-el-crimen-organizado/ «
  4. 4El Ranking 2018 de las 50 ciudades más violentas del mundo elaborado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal reveló que México encabeza la lista al aportar 15 ciudades a la clasificación con 4 de ellas en el top 5, siendo estas Tijuana, Ciudad Juárez, Acapulco e Irapuato. «
  5. 5Pérez, A. (2014). Mares de cocaína. Ciudad de México. Penguin Random House Editorial. «
  6. 6Reyez, J. (2019). Crimen organizado, tamaño del monstruo que acecha a López Obrador. Recuperado de: https://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/2019/01/13/crimen-organizado-el-tamano-del-monstruo-que-acecha-a-lopez-obrador/ «
  7. 7De Mauleón, H. (2020). El crimen organizado durante la pandemia. Recuperado de: https://www.eluniversal.com.mx/opinion/hector-de-mauleon/el-crimen-organizado-durante-la-pandemia «
  8.  8Ídem. «
  9. 9Ortega, N. (2020). Legalizar marihuana, oportunidad histórica para pacificar al país, subrayan. Recuperado de https://eldemocrata.com/legalizar-marihuana-oportunidad-historica-para-pacificar-al-pais-subrayan/ Todos los enlaces consultados por última vez el 15 de mayo de 2020 a las 21:00. «

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