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Y tú, ¿de qué carajo te ríes?

El mérito de hacer buena comedia tiene que ser, que la vida ya se parece mucho a un largo drama. 

Este drama, cuando es representado en películas, libros, series y un largo etcétera, muchas veces se queda en eso, en una representación, que evidencia, que acentúa, que visibiliza, que enmarca; pero al fin y al cabo, una representación de algo que es real. 

La comedia es un invento, no existe en realidad. Los chispazos de humor, todo lo gracioso que nos regala la cotidianidad no es suficiente para creer que efectivamente existe la comedia en la vida diaria. 

Partiendo, entonces, del hecho de que a la comedia hubo que inventarla, la pregunta surge obvia: ¿para qué? 

Chumel Torres no me da risa. Sin embargo, no juzgo a quien sí le dé. Personalmente, me he reído de todo o de casi todo y sí, aunque a veces me pongo moralino, especialmente cuando escribo o cuando debato largamente con mis amigos, la verdad sea dicha: en la mayoría de las ocasiones en la que la burla se escurre en alguna plática, no soy capaz, y quizá –perdónenme– ni me importa mucho, pensar cuáles y cómo estoy reproduciendo discursos de odio, estereotipos, etc. 

Le tiro parejo. Ese es el mantra de Chumel, o eso esgrimió en el foro organizado por Racismo MX1 y a mí, sinceramente me inspiró un poco de ternura, de compasión. Se parece tanto a mí… ¿O no? 

A diferencia de la comedia, el humor existe incontrovertiblemente. La risa es ese impulso que el humor nos provoca y que se nos escurre de la boca, a veces en gotas muy discretas, como esa risa nerviosa y a veces a borbotones, en incontenibles carcajadas. Hay veces, de hecho, en las que ni siquiera recordamos de qué nos reímos, pero lo hacemos. 

La Teoría de la Superioridad del humor2 sugiere que usamos éste para reforzar la idea de que somos más listos, más capaces, más hábiles y en general, mejores o que nos encontramos por encima de algo o alguien, quien es degradado en esta dinámica binaria del humor. Esto puede sonar grave y provocar que más de uno entone el mea culpa, mientras se autoflagela por haber denigrado a alguien, pero no es la única teoría respecto al humor y, me parece, que no es el único mecanismo que éste tiene para funcionar. Aunque definitivamente opera en algunos casos. 

En La Teoría de la Tensión3, el humor es visto como el vehículo a través del cual podemos liberarnos de la presión, estrés y muchos otros malestares. Enfocada –según sus defensores– mucho más a la función biológica de la risa, esta teoría atiende a la necesidad de encontrar desahogo ante ciertas circunstancias y solventar la ansiedad que nos produce la incertidumbre de estos eventos. En este último caso, el humor se ofrece como una alternativa a ese final que queremos anticipar y nos provoca el mismo alivio que escuchar el último acorde de una partitura o saber quién terminó siendo el culpable en el capítulo de La ley y el orden que estábamos viendo. 

Otra teoría que pretende explicar cómo funciona el humor es la de la Incongruencia4. Ella se hermana con la Teoría de la Tensión porque también reconoce que existe una expectativa, pero se distingue en sostener que lo gracioso es el hecho de que ésta no sea satisfecha. Como humanos, estamos predispuestos a buscar patrones, lo hacemos todo el tiempo, estamos anticipándonos constantemente al futuro, pero el humor, lo que nos provoca risa son los resultados impensados que toman el lugar de nuestras expectativas. En tanto esos resultados más se distancien de lo que esperamos, más gracioso nos parecerá. Y tiene sentido cuando reparamos en que las cosas que ya nos esperábamos pocas veces nos producen gracia. 

En la última teoría, la del Juego5, se destaca la importancia del humor como símbolo; como muestra de que algunas cosas no son tan serias como podrían aparentar, pero llevando ese símbolo a sus últimas consecuencias, también ve al humor como un comportamiento social. No es sólo el alivio, sino la expresión de terrenalidad, de saber que sí, la vida es un drama, pero que no hay razón para no hacer de ello un chiste. 

Cuando supe acerca de las teorías del humor me hicieron todas mucho click, me parecieron todas muy bonitas y, si pudiera, las adoptaría a todas y me las traería conmigo a mi casa. Me arruiné un par de capítulos de Modern Family y de Community catalogando los chistes por la teoría del humor en las que podría encasillarlos, pero después de esta revelación me sentí un poco en las mismas porque, a fin de cuentas, el humor no es comedia. 

Me he reído de alguien por parecerme claramente más tonto que yo; me he reído también en un velorio, aliviando –según creí– la tensión; pocas cosas me dan más risa que alguien diciendo un comentario completamente fuera de lugar y disfruto mucho la complicidad de alguien con quien me siento poder bromear sobre cualquier cosa. 

Pues ya está, que el que esté libre de pecado tiré la primera piedra, todos somos inocentes –o culpables, da igual– y vamos a darle follow a Chumel de nuevo, ¿no? 

No. 

¿Tienes un minuto para hablar del lampshading

De un canal de YouTube llamado Pop Detective6 aprendí ese término. El lampshading hace referencia a esa rutina que habrás visto en caricaturas o en películas mudas de cuando el humor físico era rey. En estas rutinas había un tipo que usaba la capota (mejor conocida como “ese conito que llevan las lámparas”) de una lámpara y se lo ponía en la cabeza, de tal forma que era confundido por uno de estos artefactos. 

El hecho de que el resto de los personajes involucrados no se diera cuenta que había alguien fingiendo ser una lámpara a mitad de la escena, siendo esto tan obvio, produce en el espectador una sensación de que todo es un chiste, por lo cual no hay necesidad de que el chiste se presente a sí mismo como uno. 

Chumel es un comediante… o eso dice él. La comedia, no obstante, no es sólo saber explotar alguna de las formas de ser gracioso que la teoría del humor nos devela, porque creo que todos, alguna vez, hemos ejercido esas formas. Y, algunas veces con más éxito que otras, todos, también, hemos hecho reír a los demás, pero el güey que te hace cosquillas no es un comediante. 

Cuando hacemos un chiste, cuando compartimos un meme notablemente racista, clasista o misógino y pensamos, mña, es sólo un meme, debemos de tener en cuenta que cuando ese meme o ese chiste es nuestra única manifestación, entonces se vuelve nuestra postura. Elegir no hablar ya es decir mucho. 

La comedia es mordaz, la comedia es crítica, la comedia es una perspectiva que no representa la realidad, sino que la desafía. 

El problema con el lampshading en la actualidad es que ya no es Bugs Bunny o Charles Chaplin fingiendo ser una lámpara, sino personajes como Chumel o Sofía Niño de Rivera burlándose de lo obvio: de los pobres por ser pobres, ¡qué original! 

Por eso el lampshading es tan pernicioso, ese chiste que es tan obvio que no tenemos que explicar porque güey, obvio era puro mame, eso no es lo que piensa en realidad, no va mucho con nuestra generación y en eso, definitivamente, no tendría que reposar nuestra comedia. Merecemos más. 

La responsabilidad de la comedia es cambiar narrativas, es exhibir, es encontrar lo que está mal con la realidad en la que vivimos y burlarnos de ello para cambiarlo. Y si no puedes, porque es la comedia que has visto siempre (como Chumel, quien arguyó que su humor es tal porque creció viendo La Hora Pico y otros programas de Televisa), entonces no eres un comediante, eres un cuenta chistes con un repertorio obsoleto. 

Y yo no me ofendo, ni me persigno porque un clasista haga chistes de pobres o un machista se burle de las mujeres, ¡faltaba más! 

Por otra parte, me parece lógico que exista gente que aunque no comparta sus opiniones defienda a personajes como Chumel en nombre de la infalible “libertad de expresión”. Son personas asustadas que no quieren sentirse en riesgo de ser juzgados como lo están siendo estos personajes, en cuya elevada comedia hallan un reflejo de su propio sentido del humor y no los culpo, yo tampoco quiero que nadie me deje de querer si alguna vez digo una pendejada. Y la diré. 

Pero yo sé que ninguno de nuestros chistes es vinculante, ninguno de ellos nos define como persona. Lo que nos define es nuestra voluntad para ser mejores, para luchar por lo que creemos y para asumir cuando a todas luces nos hemos equivocado. 

La oportunidad la tenemos todos y la tuvo Chumel. La tuvo para entender que su “comedia” no es irreverente, ni transgrede nada, es estática y simple, si acaso es comedia; la tuvo de asumirse también, como el rutilante artista que es, y entender que su responsabilidad de ilustre figura pública es más grande que la de un chavito echando el bullying en la cooperativa de la secu. 

No lo entendió. 

Y esto no se trata de libertad de expresión, ni de censura. Si a Chumel le quitan su programa de HBO no es una batalla perdida para la libertad de expresión, esa ya la perdió María Elizabeth Montaño7, activista LGBT+, hace unos días, cuando la asesinaron. ¿En serio hay alguien que cree que a Chumel lo censuraron? 

La batalla la ganó la comedia y los que se dan golpes de pecho en su nombre deberían de celebrarlo y deberían de dejar, de una vez por todas, de inventarse enemigos imaginarios, quejándose de lo difícil que es hacer comedia en tiempos de lo “políticamente correcto” ¿Cómo alguien se atreve a pensar que lo correcto en términos políticos o en cualquier otros términos, es proteger a los pobres, a los negros, a los indígenas, a las mujeres y a otros grupos vulnerados, cuando la historia nos ha demostrado en múltiples ocasiones –y lo sigue haciendo– lo contrario? 

Tirarle a todos por igual no es justo porque las condiciones de igualdad entre todos no existen. Podemos intentarlo: Chumel lo hará, o eso ha advertido y no me sorprende, con un público tan vasto al que le debe su fama, cambiarlo todo podría significar perderlos a todos. No me sorprende, insisto, y tampoco me preocupa. No me preocupa que haya gente que utilice al desvalido como el centro de un chiste, que rompa la solemnidad de lo aparentemente serio, tampoco me preocupa que haya gente que se ría de todo ello; quizá mañana, a mí mismo se me escape la risa. Lo que en serio me preocupa, es que haya gente que crea que eso es comedia y que ésta les satisfaga. 

La batalla, repito, creo que la ganó la comedia, porque sin pensarlo, sin proponérselo siquiera, dejó un espacio, una provocación y una interrogante, dejó también muchos huérfanos de un humor anticuado, es cierto. Pero también dejó a mucha gente segura de que esa, la comedia de Chumel, no es la comedia que quiere, ni que necesita. Y eso, tal vez, sea lo más cómico que yo haya visto en mucho tiempo. 


DRAMATIZATION: May not have happened 


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1 Racismo MX. (2020). El Racismo no es un chiste. Recuperado de https://youtu.be/kR1QWbADX7M y https://racismo.mx « 

2 Carneades.org. (2017). What is Humor? (Philosophical Definition).Recuperado de https://youtu.be/XO9O6Oww820 y https://www.carneades.org « 

3 Ibidem « 

4 Ibidem « 

5 Ibidem « 

6 McIntosh, J [Pop Detective]. (2017, agosto 31). The Adorkable Misoginy of The Big Bang Theory [Archivo de video]. Recuperado dehttps://youtu.be/X3-hOigoxHs « 

7 C. Martínez, (18 de junio de 2020) Localizan sin vida a médica de Siglo XXI. Reforma. Recuperado el 24 de junio del 2020 de https://www.reforma.com/libre/acceso/accesofb.htm?urlredirect=/localizan-sin-vida-a-medica-de-siglo-xxi/ar1969602 «

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