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Mostrando las entradas de junio 14, 2020

Lo que el cancel se llevó

En los últimos meses, hemos sido testigos de llamados para descontinuar, eliminar y prohibir la reproducción de obras tales como películas, dibujos animados y series de televisión, además de escritos e incluso esculturas. La cultura del cancel se ha hecho presente a través de caminos de pólvora que son dinamitados por las redes sociales y, gracias a la enorme presión que ejerce, frecuentemente obtiene su cometido: el de “cancelar” lo que no va acorde a la conversación contemporánea. Quizá uno de los casos más controversiales hasta el momento sea el de la película Gone with the wind (Lo que el viento se llevó), éxito de 1939 en el que se desarrolla una de las historias de amor más icónicas y memorables en la historia del séptimo arte y, paralelamente desarrolla también una azucarada e irreal representación de lo que fue la esclavitud de las personas afroamericanas en los Estados Unidos. Las protestas en contra de la película no son nuevas; en realidad desde su estreno hace 8

La reculada progresista.

“Quedarse en casa es un privilegio de clase” quizá sea la línea más popular entre las publicaciones en redes sociales que buscan generar empatía hacia las personas que deben salir de sus hogares a obtener un ingreso económico para subsistir. Aunque la finalidad de la frase sea loable, su enfoque, aparentemente solidario, resulta contraproducente.  La consigna atribuye el término de “privilegio” a las condiciones favorables que sólo tienen algunos: trabajar desde casa sin la suspensión de sueldo, alimentación, descanso, entre otras. Sin embargo, el goce desigual de estas condiciones entre distintos sectores sociales no quiere decir que se deban entender como ventajas de algunos en detrimento o exclusión de otros, como lo indica el significado de “privilegio” 1 .  El trabajo, seguridad social, salud, educación, vivienda y alimentación son sólo algunos de los derechos inherentes al ser humano, fundamentales para una vida digna. No están sujetos a ningún contrato 2 , no los otorga la ONU,

La máquina de experiencias o: cómo aprendí que dormir tranquilo no es tan importante

Hace no mucho, antes de que el coronavirus tapiara las ventanas y atrancara las puertas, me encontré en una conversación, con amigos, en la que, posiblemente, muchos de mis congéneres se han hallado o habrán de hallarse alguna vez.  Decepcionados, melancólicos, pero con el sentido del humor intacto –porque reírse de uno mismo, es la máxima expresión del humor–, nos preguntábamos qué hubiésemos estudiado si pudiéramos elegirlo ahora. Para sorpresa de nadie, las respuestas se distinguían ostensiblemente de las vocaciones para las cuales nos preparamos en la actualidad.  Cuando la conversación mudó a escenarios más probables y, más bien, nos inquiríamos mutuamente sobre las posibilidades laborales que nuestra formación actual nos ofrecía, contesté con aire exasperantemente autocompasivo: sólo quiero hacer algo que me deje dormir tranquilo.  En Los Miserables 1 , Víctor Hugo relata –entre otras muchas, muchas cosas– la persecución sufrida por un reformado expresidiario, Jean

La ciudad de la furia

Hoy en día, la población urbana ha superado a la población rural a nivel global, y esto, es el fiel reflejo del poder indiscutible que el capitalismo del siglo XXI ha impuesto en el mundo, y que se viene gestando por lo menos 100 años atrás. En la periferia de las grandes ciudades se ha generado una considerable explosión demográfica, población sedienta de una oportunidad para abrirse paso entre la miseria, siendo esta misma, la herramienta para mantener la carencia y la penuria viva. Pero ¿por qué las personas siguen llegando a las ciudades? ¿Por qué, a pesar de vivir limitados, ven a la ciudad como una oportunidad? ¿Qué diferencía a las grandes ciudades del primer mundo de las grandes ciudades de países en vías de desarrollo?  Todo indica que, a pesar de que la diferencia del costo de vida entre una ciudad de primer mundo y una tercermundista es sumamente contrastante, pertenecer a una ciudad luce sumamente llamativo.  Hoy en día son decenas de ciudades en el mundo las cuales su

El talento ilusorio.

La meritocracia se encuentra estrechamente relacionada a la distribución basada en el talento y al esfuerzo individual, constituyendo un principio que legitima la distribución desigual de los recursos en las sociedades, sin embargo, el mérito es una ilusión ya que bajo el modus vivendi actual; toda ventaja está irremediablemente determinada por la clase social, el género y la raza. Desmitificar la meritocracia empieza al entender que esta es tan solo un anticoncepto, es decir, un término mal utilizado para restarle importancia a otro concepto real y tangible, por ello la palabra puede resultar incongruente en esencia. Toda -cracia representa el dominio de una condición, cualquiera esta sea, en este caso, el mérito determina la condición de poder, la tiranía del mérito estalla en un sinfín de desigualdades justificándose en el talento y el supuesto arduo trabajo e ignorando convenientemente el punto de partida y los merecimientos de cada contexto particular.  La convicción de que exi

El mexicano vs la prohibición

La década de los 20 del presente siglo augura una fuerte crisis a causa de la contingencia sanitaria por Covid-19 y se presenta con algunas similitudes respecto a la Gran Depresión de finales de la década de 1920. Se destacan los casos de brotes pandémicos, altas tasas de desempleo a causa de una recesión económica aguda y la prohibición de la venta de alcohol. En esta última centraremos nuestra atención. La demanda continua potenció el mercado negro a pesar de la prohibición de la venta de alcohol en los Estados Unidos de 1920 a 1930. Esta medida fue fruto de políticas por evitar la decadencia social presionada por la incertidumbre económica de la crisis hacia final de la década de los 20. El contexto social estadounidense post Primera Guerra Mundial consideraba al alcohol como el común denominador en los problemas sociales y de salud pública. El principio de la década gozó de un florecimiento económico notable. Un sector político, un tanto conservador, promovió la prohibición