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La reculada progresista.

“Quedarse en casa es un privilegio de clase” quizá sea la línea más popular entre las publicaciones en redes sociales que buscan generar empatía hacia las personas que deben salir de sus hogares a obtener un ingreso económico para subsistir. Aunque la finalidad de la frase sea loable, su enfoque, aparentemente solidario, resulta contraproducente. 

La consigna atribuye el término de “privilegio” a las condiciones favorables que sólo tienen algunos: trabajar desde casa sin la suspensión de sueldo, alimentación, descanso, entre otras. Sin embargo, el goce desigual de estas condiciones entre distintos sectores sociales no quiere decir que se deban entender como ventajas de algunos en detrimento o exclusión de otros, como lo indica el significado de “privilegio”1

El trabajo, seguridad social, salud, educación, vivienda y alimentación son sólo algunos de los derechos inherentes al ser humano, fundamentales para una vida digna. No están sujetos a ningún contrato2, no los otorga la ONU, AMLO o el Consejo Coordinador Empresarial, se nace con ellos. La Constitución Mexicana los reconoce desde el 2011 y están incluidos en el Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC), producto de la escisión de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en el marco de la Guerra Fría. Hasta hace poco, gracias a la pujanza de activistas, trabajadores y estudiantes, estos derechos se pueden exigir al Estado. 

Por mucho tiempo, juristas y políticos de sangre liberal argumentaron la falta de exigibilidad y justiciabilidad de los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (DESCA) respecto de los Civiles y Políticos. De acuerdo a estos, mientras los primeros demandaban obligaciones positivas o “de hacer” constreñidas por el presupuesto económico estatal, los segundos implicaban obligaciones negativas que consistían, simplemente, en la abstención del Estado de interferir en su ejercicio3. Esto provocó que se le diera un trato diferenciado a los Civiles y Políticos, otorgándoles prioridad y tachando a los DESCA de aspiraciones políticas. 

En la década de los 90, en la Conferencia Mundial de los Derechos Humanos, los Estados presentes reafirmaron por consenso que no existía ni existe una división entre los derechos humanos pues están relacionados entre sí y por lo tanto no hay impedimento para exigirlos ante un tribunal de justicia4. Por supuesto, la deuda histórica con los que ven sus derechos sistémicamente coartados aún no está saldada; los mecanismos jurídicos son insuficientes ante todo un sistema económico y político basado en la desigualdad y en la injusticia. A pesar del sinuoso camino, movimientos sociales enteros se oponen a la indiferencia y forcejean con el entramado legal con la intención de crear espacios para sus demandas. 

Es importante no perder de vista que detrás de estos derechos está el esfuerzo de personas que pelean por lo que les corresponde a todos los seres humanos. Hacer valer el derecho al medio ambiente sano en una comunidad no sólo beneficia a sus habitantes, sino a los de todo un país, incluso a la población mundial5. Quién iba a pensar en 1886 que las revueltas de Chicago sentarían un precedente para los derechos laborales actuales, así como las reivindicaciones de las revoluciones rusa y latinoamericanas. Esa lucha por su goce universal es la que los distingue de los privilegios.

La tergiversación del concepto de “privilegio” legitima el falso carácter exclusivo de las condiciones óptimas de vida. Entonces se afirma que la vivienda o la seguridad social son un lujo y los “afortunados” deben sentirse culpables por ello. Cuando se condonan impuestos a empresas y ese dinero termina incrementando las fortunas de los CEOs en lugar de destinarlo al mejoramiento de hospitales o programas de seguro médico6, se habla de un privilegio: ventaja exclusiva de algunos en detrimento de otros. Cuando se busca que todos puedan tener acceso a la educación, salud, trabajo, seguridad social, agua y vivienda adecuada se habla invariablemente de derechos.

Es natural que, conociendo la brecha de desigualdad en la sociedad mexicana, los memes o los comentarios clasistas detonen respuestas inmediatas para contrarrestarlos, y está bien, la intención es buena, los ejercicios de empatía son imprescindibles dentro del proceso de comunicación para mermar la polarización. Pero se debe ubicar correctamente lo que se pretende cambiar para evitar un retroceso en lo que tanto trabajo ha costado obtener. Reconocer a los derechos en el discurso es reivindicar la lucha, las muertes, las exigencias de miles o millones de personas que a lo largo de la historia sólo han querido vivir de manera digna y no a costa de los demás. 



Ivonne Núñez, 23 años, texcoqueta. Todo lo vuelvo político. Discutir es mi pasión. Lloro cuando hablo en público.
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1 Black, L. & Stone, D. (2005, octubre). Expanding the Definition of Privilege: The Concept of Social Privilege. Journal of Multicultural Counseling and Development, vol.33. Recuperado de https://www.researchgate.net/profile/Linda_Black7/publication/234644055_Expanding_the_Definition_of_Privilege_The_Concept_of_Social_Privilege/links/5a1388a0a6fdcc717b56919e/Expanding-the-Definition-of-Privilege-The-Concept-of-Social-Privilege.pdf «

2 Organización de las Naciones Unidas. Declaración Universal de Derechos Humanos. Diciembre 10 de 1948. «

3 Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos. (n.d.). Conceptos clave sobre los DESC- ¿Son los derechos económicos, sociales y culturales fundamentalmente diferentes de los derechos civiles y políticos? Recuperado de https://www.ohchr.org/SP/Issues/ESCR/Pages/AreESCRfundamentallydifferentfromcivilandpoliticalrights.aspx «

4 Abramovich, V. & Courtis, C. (2002). Los derechos sociales como derechos exigibles. Madrid: Editorial Trotta. «

5 Business & Human Rights Resource Centre. (n.d.). Demanda contra RWE (sobre cambio climático). Recuperado de https://www.business-humanrights.org/es/demanda-contra-rwe-sobre-cambio-clim%C3%A1tico «

6 Saenz, E. & Zucman, G. (2019, octubre). Make no mistake: Medicare for All would cut taxes for most Americans. The guardian. Recuperado de https://www.theguardian.com/commentisfree/2019/oct/25/medicare-for-all-taxes-saez-zucman «

Flórez, M. (2017). Una joven, puño en alto, en la manifestación del Primero de Mayo de 1978, en Madrid. Recuperado de https://elpais.com/elpais/2017/04/27/album/1493288689_949462.html#foto_gal_2


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