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Mostrando las entradas de junio 7, 2020

La profecía del apocalipsis minorista

Recuerdo haber leído en alguna parte, en algún libro extraño que, cuando los dioses quieren castigarnos, satisfacen nuestras plegarias. Óscar Wilde (1895, Un marido ideal).  A lo largo de la última década, se ha desarrollado un fenómeno que parece ir en contra del status quo; una dinámica relativamente nueva y global que traiciona los preceptos casi religiosos del capitalismo: el apocalipsis minorista.  Este concepto define una tendencia global - con particular énfasis en Estados Unidos - que consiste en el cierre masivo de centros comerciales y tiendas al por menor como consecuencia de la poca afluencia de personas que asisten a ellos. Si hubiese cabida para alguna analogía, el apocalipsis minorista sería el equivalente a observar a las sinagogas vaciarse de judíos, a las mezquitas vaciarse de musulmanes y a las iglesias vaciarse de católicos. Estamos viendo a los malls – lugar de culto del capitalismo – vaciarse de consumidores. Entre las numerosas causas que desataro

El camino al fin

El 2020 ha cumplido ya cinco meses y comienza el sexto, contrario a lo que solemos decir a estas alturas de cada año, el tiempo no ha pasado volando. Algo que en las redes sociales se ha hecho habitual, es un peculiar tipo de publicaciones e imágenes que apuntan, cronológicamente, los sucesos ocurridos alrededor del mundo, destacando prácticamente en su totalidad las malas noticias o acontecimientos que provocan pesadumbre a quien se entera. Por mencionar algunos, inmediatamente se me viene a la mente el conflicto entre los EE. UU. e Irán, el trágico fallecimiento de la estrella de la NBA, Kobe Bryant, los incendios en Australia, el movimiento feminista que cada día pisa con más fuerza, el brote de coronavirus, la anulación o postergación de prácticamente todo gran evento de carácter internacional, las protestas por el asesinato de George Floyd y Giovanni López y muchos otros eventos que ponen, por momentos, a más de uno a cuestionarse si las realmente la situación puede empeorar a

La perversa institucionalidad.

El fatídico sueño de la democracia se sustenta en dos pilares que parecieran excluyentes entre sí, uno donde cada opinión tiene exactamente el mismo peso (y derecho a ser expresado) que sus equivalentes, y el otro, que obliga la existencia de un aparato coercitivo que permita la expresión de todas las partes.  Una incongruencia de semejante envergadura debería amenazar con derribar desde la raíz el sistema, al menos que uno de estos no esté cumpliendo su propósito. El remarcado autoritarismo que rige la política ha desplazado todo principio de organización colectiva, ya sea en su forma de hastío por los vacíos que la misma élite política ha permitido o algo tan loable como la protección y resguardo ambiental. En un país donde se secuestra, intimida, amenaza, amedrenta o "levanta" a aquel que no tiene para “ponerse a mano” y en ocasiones ni siquiera llega a estar tras los barrotes porque la calentadita se les pasó. Se demuestra que la justicia sólo es accesible para aquello

La odisea de la lucha sindical

Toma su bicicleta y las energías que le faltan, se coloca el casco y se monta la pesada mochila naranja. Recorre 1 hora en bicicleta hacia una de las zonas con más poder adquisitivo, definitivamente mejor poder adquisitivo que de donde viene. Trabaja 8 o 10 horas pedaleando y queda pendiente el trayecto de regreso. Sus descansos son forzados, no hay mucho trabajo. Lleva a casa $350 y unos $50 de propina, si bien le va. Le ha ido mejor, pero también ha regresado con las manos vacías. Tuvo la fortuna de llegar, hace una semana un camarada suyo fue atropellado y tiene fracturada la pierna. Pobre, quién sabe cuándo pueda pedalear de nuevo, ya tiene la deuda con una clínica privada. Hace un mes una compañera falleció, un camión de doble remolque dio mal una vuelta y la aplastó, ahí por Río San Joaquín. Ya iba de regreso a casa. Se recuesta, las rodillas le punzan y ya no aguanta los hombros. Qué bueno que es joven. Despierta, aún sin haber descansado. Toma su bicicleta y las energías que

Brutalidad policiaca de una gestión fascista

¿Por qué no se usa la fuerza pública para hacer acatar las medidas de sanidad frente a la actual pandemia? Hugo López Gatell, en conferencia de prensa 1 , informó que el gobierno federal no haría uso de la fuerza pública debido a la desigualdad que vive el país. "Si hubiéramos usado la fuerza pública, lo que hubiéramos hecho es contraponer a la ciudadanía con las fuerzas públicas, lo cual es absolutamente inconveniente. Y en un país, además asolado por la violencia ya por varios años, esto es una fórmula muy inconveniente para alimentar el conflicto social en vez de reducirlo". La magnitud de la desigualdad de México es exorbitante. Alrededor de 120 mil habitantes, es decir 1% de la población del país, representan aproximadamente el 40% del ingreso nacional, según un análisis hecho por Oxfam México 2 . De tal manera que si el país fuera un pastel con 10 rebanadas: una sola persona le tocarían cuatro rebanadas y las seis rebanadas restantes serían repartidas entre 99