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La profecía del apocalipsis minorista


Recuerdo haber leído en alguna parte, en algún libro extraño que, cuando los dioses quieren castigarnos, satisfacen nuestras plegarias.

Óscar Wilde (1895, Un marido ideal). 

A lo largo de la última década, se ha desarrollado un fenómeno que parece ir en contra del status quo; una dinámica relativamente nueva y global que traiciona los preceptos casi religiosos del capitalismo: el apocalipsis minorista. 

Este concepto define una tendencia global - con particular énfasis en Estados Unidos - que consiste en el cierre masivo de centros comerciales y tiendas al por menor como consecuencia de la poca afluencia de personas que asisten a ellos. Si hubiese cabida para alguna analogía, el apocalipsis minorista sería el equivalente a observar a las sinagogas vaciarse de judíos, a las mezquitas vaciarse de musulmanes y a las iglesias vaciarse de católicos. Estamos viendo a los malls – lugar de culto del capitalismo – vaciarse de consumidores.

Entre las numerosas causas que desataron esta bola de nieve que hoy es imparable, están la sobre abundancia de tiendas, el crecimiento acelerado del comercio electrónico y el cambio en la dinámica de socialización entre la población más joven. Gigantes del comercio minoritario han perecido a manos de esta revolución en nuestra manera de consumir; gigantes que seguramente viste caer, pero desconocías que la razón de su debacle era el apocalipsis minorista. Entre ellos se encuentran Blockbuster, Toys R Us, Forever 21, y más recientemente Sears; todas empresas que se han declarado en bancarrota en los últimos años y han cerrado en su conjunto más de mil establecimientos tan solo en Estados Unidos.

Lo sorprendente de esta situación, es que por primera vez en un periodo de no recesión económica, se están cerrando muchas más tiendas de las que se abren. Tan solo en 2019, 9 mil 300 tiendas cerraron y 1.3 millones de personas perdieron sus empleos en la última década, por lo que el estar hoy en la antesala de una recesión económica global – quizá la peor de la historia – podría suponer un tiro de gracia para las tiendas minoristas y terminar de redefinir la forma en la que consumimos.

Gigantes del e-commerce, - es decir, comercio en línea - como Amazon y Alibaba han desbancado a las tiendas retail por los precios más bajos y, sobre todo, por la facilidad de no tener que salir de casa. Sin embargo, el boom de las operaciones en línea no se ha limitado al comercio, sino que también ha encontrado la manera de sustituir nuestras interacciones humano a humano a través de las redes sociales como WhatsApp o Facebook. Aunado a la nueva experiencia comercial, también hemos desarrollado una nueva experiencia social que se desenvuelve electrónicamente y restringe las interacciones físicas entre las personas.

Pareciese que el apocalipsis minorista, más que una enfermedad, es un síntoma que anticipó el cambio en nuestra manera de relacionarnos con otros seres humanos. Los ‘moles’, lugares que fungían como punto de encuentro para citas, reuniones de trabajo y como inevitable tierra prometida para conseguir todo lo que buscábamos, se desmoronan frente a nuestros ojos y, aunque no es lo peor que puede pasar, enfatiza que las personas encuentran cada vez menos motivos para salir y socializar con otras personas. 

La profecía del apocalipsis minorista consiste en que, el escenario al que se ha encaminado nuestro comportamiento durante la última década, el del aislamiento voluntario – mismo que creíamos desear –, se ha convertido en nuestra nueva realidad obligada.

Figura 1. Reuters. (2016). Centro comercial abandonado. Recuperado de www.businessinsider.com/fitch-nails-everything-wrong-with-retail-2016-5%3famp

Desafortunadamente, la crisis sanitaria que ha golpeado al mundo entero este año parece ser también una sentencia que nos obligará a relacionarnos de una manera distinta de ahora en adelante; una condena aparentemente irrevocable. Sería un error restar importancia a este futuro próximo, pues aunque hemos coqueteado largo y tendido con él, la llamada “nueva normalidad” limita la frecuencia y alcance de nuestra socialización. Lo que antes suponía una reclusión social por elección, ahora es una reclusión social obligatoria que ha evolucionado hasta poseer un carácter coercitivo.

Sin embargo, es imprescindible – y quisiera pensar que hasta innecesario – mencionar que las interacciones sociales frente a frente son irreemplazables y sumamente necesarias. Los seres humanos somos sujetos sociales y socializar es condición indispensable para una adecuado desarrollo físico y mental. De acuerdo con Debra Umberson y Jennifer Karas Montez, las relaciones sociales impactan de tres maneras en nuestra salud. La primera es de manera conductual, pues nuestros vínculos sociales influencian o “controlan” nuestros hábitos relacionados a la salud. Círculos como la familia o las amistades pueden despertar en nosotros un sentido de responsabilidad y preocupación, llevándonos a adquirir o ceder hábitos en beneficio de nuestra salud.

La segunda es psicosocial. A menudo subestimamos el bienestar psicológico, sin embargo el rol de la salud mental es crucial para definir la salud física. El apoyo que nos ofrecen nuestros círculos sociales contribuye a mejorar nuestro autoestima y nuestro bienestar emocional, reduciendo el riesgo de malos hábitos y por consecuente una pobre salud física.

El último ámbito de impacto es el fisiológico, y es el que mejor ayuda a explicar el vínculo entre las relaciones sociales y la salud en general. Los sistemas endócrino, inmunológico y cardiovascular se ven beneficiados como resultado de las interacciones positivas que tenemos con otras personas, además de reducir los niveles de estrés, por ejemplo.

En contraparte, la poca o nula interacción social ha demostrado influir negativamente en enfermedades cardiovasculares, enfermedades crónicas, hipertensión e incluso en tales como el cáncer; eso sin mencionar su impacto directo en la mortalidad de las personas.

Ahora, si bien el fin de los ‘moles’ no es precisamente el fin del mundo, ni mucho menos el fin del capitalismo, sí representa el fin de un lugar – quizá de los más importantes – al que habíamos designado como punto de reunión para desarrollar gran parte de nuestras dinámicas de socialización. Sin embargo, los centros comerciales continuarán cerrando a ritmos acelerados mientras engrosan las cifras de desempleo y, los que no cierren, transformarán completamente sus dinámicas so pena de los estragos del SARS-CoV-2, dejándonos desprovistos de uno de los lugares donde ejercer nuestra convivencia.

Los moles, antes de desaparecer por completo, nos han concedido la oportunidad de darnos cuenta que la satisfacción provista de las interacciones sociales que sucedían dentro de estos establecimientos, estaba cubierta bajo el velo de la satisfacción de consumir. Hoy nos damos cuenta de que, a pesar de seguir consumiendo, nuestra satisfacción resiente la falta de contacto humano.

Asimismo, con su último aliento nos han encargado una doble encomienda. Por un lado, evitar la profecía del apocalipsis minorista, aquélla que impone el aislamiento y la reclusión social como nueva forma de vida; y por el otro, llevar esta dinámica a otros lugares, donde podamos sacar provecho de su ejercicio y alejarla de un consumismo innecesario y desmedido. No es objeto de este artículo repensar y corregir para salvar los centros comerciales, sino hacerlo con las relaciones sociales entre nosotros, tan necesarias, empero tan ausentes.

Es momento de revitalizar nuestra convivencia, justo cuando ésta parece andar hacia el corredor de la muerte; fortalecer y agrandar nuestros vínculos con nuestros familiares, nuestras amistades y nuestra comunidad. La colectividad es el primer paso para regenerar el tejido social. Es la condición intrínseca y necesaria de la resistencia.

Bibliografía:

Umberson, D. (2010). Social relationships and health: a flashpoint for health policy. Recuperado de: www.ncbi.nlm.nih.gov/pic/articles/PCM3150158/__ffn_sectitle Consultado por última vez el 12 de junio de 2020 a las 17:00.

Wilde, O. (2013). Un marido ideal. Saltillo, Ediciones Tauro.

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