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Los momios del petróleo

Surge un nuevo intento por reducir la administración pública de la actual administración encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), o bien esa puede ser alguna de las interpretaciones que se le puede dar, ya que el 2 de abril, bajo decreto presidencial en el Diario Oficial de la Federación1, la ola de eliminación de fideicomisos y fondos se permitió sentir, respaldado por el estandarte de terminar con la corrupción y el desvío de recursos perpetrada por “la mafia del poder”, término acuñado por él mismo. Curiosamente continúa la tendencia de administraciones anteriores, reiteradamente etiquetadas como “neoliberales”, etiqueta usada como sinónimo de algo “malo” en las conferencias de prensa matutinas. Hay que recordar que una característica del neoliberalismo es la disminución de la estructura pública.
Pareciera una contradicción, quizá no, más allá de justificar o criticar alguna postura, este artículo pretende darle sentido a un proyecto ambiguo, a pesar de las circunstancias actuales. En la carrera política la oposición ansía el fracaso de tal plan, pero ¿quién en su sano juicio desearía un mal resultado? Bueno, esa es otra historia. 

¿De qué manera no sería una contradicción? Los principales fondos eliminados son el Fondo de Desastres Naturales, el resto que quedaba de Seguro Popular, el Fideicomiso del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (no el nuevo). Aún existen contratos y concesiones con empresa privadas, estos acuerdos seguramente se pondrán en orden bajo el marco legal con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y en dado caso de tener que necesitar fondos para cada situación se recurriría a la SHCP. Se pensaría que, si se elimina un fondo, en el futuro se mejorará la administración pública conforme a su organigrama y la gestión de los recursos para que vayan destinados a ciertos ramos específicos a favor del mejoramiento del mismo. En contraste, probablemente la palabra más repetida en los discursos de AMLO es “austeridad” y justo por ello ésto no suceda en el corto plazo. Lo que pretende AMLO es centralizar los recursos bajo el yugo de la SHCP a causa de la lógica de que “la mafia de poder utilizaba como guardaditos para pagar favores y drenarlos como caja chica”. 

Son aproximadamente 250 mil millones de pesos2. ¿A dónde irán? En conferencia de prensa se mencionó que estos recursos serán utilizados principalmente para socorrer al sector salud en la actual contingencia sanitaria, fortalecer los programas sociales; la frase más trillada de los discursos políticos: “reactivar la economía” y el tío incómodo, “apuntalar a PEMEX”. Este último quizá no tan prudente mencionarlo en la agenda política estos días. 

Para el domingo 5 de abril, Andrés Manuel López Obrador dio a conocer su proyecto económico en medio de la crisis de la pandemia a causa del coronavirus, a razón de que el Paquete Económico 2020 fue firmado en septiembre del año pasado, cuando absolutamente nadie vislumbraba el actual contexto internacional, pues vivíamos una realidad bastante distinta. En este plan, hablando en términos generales, AMLO insiste en llevar a cabo una reducción del gasto público y, adivina qué más, estar apegados a la austeridad. En el caso de los grandes proyectos, entre ellos la refinería de Dos Bocas, ninguna de éstos se suspende. Las noticias de las últimos días sobre el desplome de los precios del petróleo no deja de meterle miedo a más de uno sobre si es la mejor inversión a futuro dentro de los proyectos estructurales en materia económica para el país. Con el ejemplo destacable del Texas West, barril con calidad y precio generalmente superior a la mezcla mexicana, cuyo contrato futuro se vendía a un precio negativo. El tío se torno más incómodo. 

Los precios negativos son literalmente pagarte para que te lo lleves. Esto fue propiciado por la alta oferta que de por sí ya existía y la evidente demanda mínima, gracias a la crisis sanitaria; empero, esto no es exclusivo de la contingencia. El declive ya se había reflejado inclusive antes de que estallara la pandemia de este lado del mundo, los precios estaban altamente volátiles, pero no eran negativos. 

El proyecto económico de Andrés Manuel se antoja con un horizonte bastante sinuoso y la prueba es lo que vivimos estos últimas días, lo que es un hecho es que existe un apego a que la economía siga dependiendo del petróleo en el mediano plazo. En el caso de la refinería que se está construyendo en Dos Bocas, probablemente se pretende que se disminuya la necesidad de importación de gasolinas sobre consumo nacional, principalmente de transporte y automóviles; con esto sobre el mediano plazo se conseguiría la disminución del precio de las gasolinas y de algunos productos cuya refinación del crudo sea necesaria, llámese químicos, cosméticos, materia prima industrial, etcétera. 

¿Por qué continuar aferrándose al petróleo? Lo que representa el petróleo en proporción al PIB en las cuentas nacionales es alrededor del 6.6% hasta 20193, se antoja poco; para poder dimensionarlo: solamente el sector salud recibe 6% en proporción del PIB en su totalidad, paradójicamente este es el sector que más se presume vulnerable y con razón en medio de esta crisis. También es otra historia y no menos importante. 

Regresando al tema de los precios del petróleo, en resumen: oferta alta y en ascenso aún antes de la pandemia, demanda mínima, el precio del petróleo era volátil, más de lo acostumbrado. En el futuro este precio se va a estabilizar, es un hecho. Seguramente no costará 100 dólares por barril como a principios del milenio, contexto en el que las arcas de recaudación vivieron relativa bonanza gracias al precio del petróleo, pero no va a costar precios negativo; tal fenómeno es un hecho histórico. La explicación es un poco más sencilla de lo que sugiere el contexto casi apocalíptico, para el día que se desplomaron los precios vencían los contratos de futuros4 y los tenedores buscaban deshacerse de las obligaciones de los contratos de futuro de manera que les resultó más barato pagar y dar los contratos que mantenerlos, en términos de manutención. Los almacenes ya estaban llenos, con manutención me refiero al costo de almacenamiento en barcos, los cuales están también atiborrados de barriles de crudo y aparcados en las costas a causa de la oferta desmedida. 

El futuro es incierto pero lo que es una realidad es el proyecto económico de AMLO, a pesar de la pandemia, a pesar del mínimo crecimiento económico en términos del PIB de los últimos años y a pesar de los detractores. El tiempo dirá cuán correctas son las medidas y recursos destinados a combatir la pandemia, a que grado lo recaudado permitirá reactivar la economía en medida de lo posible y en un “tercer plano” apuntalar a PEMEX. Es necesario un gasto público elevado para amortiguar un poco la crisis venidera. Aunque probablemente AMLO sitúe el petróleo nacional en planos superiores. 

Imagen obtenida de ElSalvador.com
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1 Presidencia de la República (2 de abril de 2020). Decreto por el que se ordena la extinción o terminación de los fideicomisos públicos, mandatos públicos y análogos, de Diario Oficial de la Federacion «

2 Notimex (3 de abril de 2020). ¿Qué son los fideicomisos que extinguió AMLO y por los que se recuperan 250 mil mdp?, de Uno.tv «  

3 Sánchez, Edmundo (07 agosto 2019). Pemex cada vez aporta menos al PIB de México, de Expansión «

4 Ehrhardt, Mischa (21 de abril de 2020). Precios negativos: ¿qué hay detrás de la locura petrolera? de Deutsche Welle « 

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