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La malinterpretación a Darwin

Me he encontrado con publicaciones en redes sociales que esbozan los postulados del darwinismo de selección natural aplicados a la actualidad, concretamente a la contingencia sanitaria vigente. Frases como “tristemente el que no se adapte morirá” o “selección natural como mencionaba Darwin”, e imágenes con su retrato como si de profetas se tratase. Me parece oportuno retomar los postulados de Darwin para esclarecer a lo que se refería. 

En términos generales los postulados de Darwin sobre selección natural1 se resumen en: 
Variación de especies. Características morfológicas y fisiológicas las cuales se diferencian unas entre otras. Por ejemplo aquellas que les permite nadar, volar, trepar, soportar temperaturas extremas, camuflarse. 
Capacidad de reproducción. Que sus características biológicas de genotipos y fenotipos les permitan reproducir su información genética hacia las siguientes generaciones. La facultad de mantener la especie en sus mejores condiciones. 
Selección por el ambiente. El entorno es cambiante, extremo. La capacidad de una especie para adaptarse a las condiciones adversas o favorecientes de un medio será determinante para reproducir su vida y su especie. 

El objetivo de la investigación, trata de explicar el cambio de los organismos a través de tiempo y de qué manera cambiaron paulatinamente su forma de existir dadas las circunstancias del medio ambiente. Los humanos también son parte de esta teoría, hablando biológicamente,conocida como hominización, donde nuestra raza adquirió características físicas que le permitieron erguirse, desarrollar un pulgar opuesto, medrar facultades cognitivas que le permitieron cobijarse, descubrir el fuego y la agricultura o crear estrategias de defensa frente a depredadores. El proceso de evolución, que propone Darwin, desembocó hasta el homo sapiens, nombre científico por el que nos referimos al ser humano. 

Darwin fue naturalista, quizá uno de los científicos más influyentes de la biología contemporánea; no era sociólogo ni economista. El origen de las especies se publicó en medio de un contexto histórico donde la ideología del liberalismo radical ya estaba vigente, en la Inglaterra de 1859. Herbert Spencer, quien ya estaba influenciado por tales ideales liberales, promovió el darwinismo social como la rama del evolucionismo que postula una divergencia mínima, o inexistente, entre leyes de la naturaleza y leyes sociales, ambas sujetas a la supervivencia del más apto. Considera que estas leyes de la naturaleza proporciona directamente una moral y una política y que el individuo lucha entre individuos de una misma especie, las leyes fundamentales de la sociedad son la lucha entre individuos de un mismo grupo y que el motor de la historia es la lucha entre grupos y entre individuos de un mismo grupo2

Adam Smith es considerado el padre del liberalismo en materia económica, los postulados esenciales del darwinismo social nos hace recordar a la alegoría más relacionada con él, la mano invisible. Esta parábola consiste en que el individuo busca su propio interés económico a razón de su condición egoísta, esta condición conjugada con las de los demás individuos apunta al bienestar colectivo de una sociedad, como si de una mano invisible se tratase. 

La malinterpretación a Darwin surge de la extrapolación que realiza Spencer de la teoría de Darwin cuyas intenciones eran estrictamente del campo de la biología; proponer una hipótesis sobre la multiplicidad y variabilidad de las especies orgánicas, todas, incluso la evolución humana; mas no la evolución de las relaciones sociales humanas. El darwinismo social se presume atemporal y omite un planteamiento histórico al afirmar que las leyes de la naturaleza son prácticamente las mismas a las de la sociedad. 

Trasladar leyes biológicas al ámbito social carece de fundamento científico. Es absurdo asumir que un proceso evolutivo que llevó miles de años a tal grado de cambiar fisiológicamente el funcionamiento de las especies o que cambiar órganos por uso o desuso a través del tiempo sea aplicado a los movimiento progresivos de una sociedad que es relativamente nueva en proporción del tiempo transcurrido. La propuesta de Spencer parece, más bien, tergiversar el planteamiento de Darwin para justificar que hay individuos más "aptos" que otros, como si de una cuestión biológica se tratase porque, ¿quién cuestiona a la naturaleza? Sin embargo, se trata de una dinámica social arbitraria y deliberada que coloca a individuos en situaciones menos favorables que otros. 

El darwinismo social supone la lucha de grupos (o individuos) cuyas características son distintas a otros grupos: familia, religión, etnia, nivel socioeconómico. El darwinismo social omite que la selección natural en términos biológicos nos trajo hasta este punto a la humanidad en su conjunto total y tergiversa los postulados originales para hacia las relaciones humanas. ¿Quién es más apto en un medio en el marco del darwinismo social? El adinerado es apto frente al necesitado, la etnia opresora es más apta que la reprimida; esto como si la etnia o el poder adquisitivo fuera una extensión biológica y ventajosa del ser humano. 

“La “adaptación” (pensada por Spencer) es la regla de supervivencia en el seno de una competencia interindividual generalizada: los menos adaptados deben ser eliminados sin miramientos”3. Al promover estas idea sin ningún tipo de planteamiento histórico y un planteamiento teórico con tintes políticos, algunos contemporáneos a Spencer abrazaron sus ideales (como algunos hasta nuestros días). Para finales del siglo XIX, ya se vislumbraba las brechas de desigualdad económica en el mundo, la represión de unas naciones frente a otras, los conflictos armados no eran una novedad. Cuando el darwinismo social tomó cierta fama, las esferas de poder político y económico se convencieron de la supuesta teoría y la abrazaron a modo de justificación de su condición favorecida a pesar de la historia, a pesar de los desfavorecidos y los oprimidos. 

La metáfora de la supervivencia del más apto debe entenderse como la lucha por la supervivencia. En biología, el cambio morfológico de los organismos no fue casualidad, el medio ambiente atenta contra la supervivencia del organismo el cual sufrió cambios para lograr sobrevivir. En el darwinismo social, entender la supervivencia del más apto es el ejercicio del agandalle alevoso, de las ventajas materiales que posee, de esta manera cumple con las leyes sociales y naturales que demande la atmósfera. Esta cuestión mantiene totalmente vigentes y reproduce los sentimientos de odio, racismo y la condición desigualdad. 

Retomando los postulados iniciales, es claro que existen variaciones de especies, los humanos somos evidentemente distintos a las aves y los insectos pero no estamos diferenciados evolutivamente entre grupos de humanos específicos. La capacidad reproductiva cumple con una normal en la especie humana, los inconvenientes que se presentan en la reproducción son casos aislados, ninguno relacionado a la evolución de un grupo de humanos por encima de otro. Hay sociedades humanas que viven en lugares cuya temperatura es extrema, fría o cálida, con un umbral pertinente para toda la especie, nadie con alguna característica física superior gracias a la evolución. 

Ningún grupo humano específico está por encima de otro en términos de evolución biológica. Es ilógico darle valores de suficiencia al color de piel, nivel socioeconómico, religión, nivel de estudios, acceso a la información como sinónimo de ser más aptos en términos evolutivos. Para el darwinismo social es luchar, ser contra de un congénere, descalificar, sobrevivir por encima de él o ella. Jeremy Rifkin retoma a Darwin hacia el ocaso de su vida y, por consiguiente, de su investigación: “Darwin acabó creyendo que la supervivencia del más apto se refiere tanto a la cooperación, la reciprocidad y la simbiosis como a la y que los más aptos también pueden ser los que más tienden a establecer vínculos de cooperación con sus congéneres”4

Es seguro que ninguno de los lectores de este artículo experimentará ningún cambio morfológico considerable a razón de evolución en su vida. Lo que sí puede ayudar a cambiar son la relaciones humanas con empatía, tolerancia, cooperación y reciprocidad. Este texto lo escribo desde el confinamiento, en medio de un contingencia sanitaria, tiempos muy difíciles donde la incertidumbre y el amarillismo reinan. Donde debemos de cuidarnos y seguir las indicaciones pertinentes. Sin embargo, hoy más que nunca debemos reforzar nuestro lazos de unión y solidaridad para superar las adversidades en medida lo posible, dejando de la lado las diferencias y abrazando nuestra diversidad humana. 


Ilustración de Rodrigo Serna tomada de elmundo.es 
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 Referencias:
1 Rodríguez Garza, J. (2009). Postulados de la selección natural. Ecofronteras, Vol. 37, septiembre- diciembre, pp 2-5. « 
2 González Vicen, F. (1984). El darwinismo social: Espectro de una ideología. Madrid: Anuario de Filosofía del Derecho. « 
3 Romo González, T. (2011). Darwin, el darwinismo y el neodarwinismo: la metáfora de la "supervivencia de los más aptos o la lucha por la vida”. Ciencias. Vol. 102, abril-junio, pp 16-22. « 
4 Rifkin, J.(2010) La civilización empática, Ciudad de México, Paidós, pp 103-106. «

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