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Las virtudes del home-office.

Dadas las circunstancias que se derivan de la pandemia, el concepto home-office se ha popularizado. Aunque este concepto se refiere, sobre todo, al trabajo de oficina, el trabajo desde casa no es nada nuevo1. Los economistas lo llaman “trabajo a destajo” y consiste en que al trabajador se le entrega una cierta cantidad de materia prima que lleva a su casa y después de un tiempo determinado lo devuelve transformado, por ejemplo: algodón en hilo, madera en muebles, etc. En el caso concreto del home-office no se trata de una transformación de la materia prima en el sentido industrial, pero sí es —en esencia—, el fruto de la interacción entre el objeto y el sujeto mediante el proceso de trabajo.

Home office. Por Darío Castillejos. Tomada de su cuenta de Twitter: @Dariomonero

El trabajo a destajo es un fenómeno cuidadosamente estudiado por los economistas clásicos debido a sus implicaciones económicas. Tales reflexiones no han perdido vigencia, sin embargo, no se ha generado material donde se problematice la forma home-office como una versión del trabajo a destajo, ni que alerte sobre sus implicaciones al salario.

Una familia en la ciudad de Nueva York haciendo ropa de muñecas por piezas en 1912. Imagen tomada de Wikipedia

Regularmente, los artículos recientes que tratan el tema hablan sólo sobre las virtudes del home-office y recurren a lugares comunes como la presunción de que, bajo esta forma, los trabajadores son, en cierto sentido, “su propio jefe”, pues la supervisión es mínima y tienen la libre determinación de cómo usar su tiempo para trabajar o dejar de hacerlo sin salir de casa. También, se exageran los beneficios ambientales al reducir la saturación del transporte público, así como la disminución del tráfico en las ciudades. En realidad, estos argumentos buscan distraer la discusión para ignorar el verdadero carácter explotador del trabajo a destajo.

A diferencia del salario por tiempo o por jornada laboral, en el trabajo a destajo el salario se mide por la cantidad de productos del trabajo que son posibles producir en un tiempo determinado2. Sin embargo, los trabajadores deben cumplir con una cantidad y calidad media para que sean pagados. Regularmente en la industria agrícola, los trabajadores son utilizados para recolectar la cosecha pagándose a cierto precio por cada tanto de producto recolectado. Sin embargo, si los frutos no cumplen con ciertas características como el tamaño, el color y otros factores estéticos, no es pagado, a pesar del trabajo gastado3. En este sentido, el trabajo a destajo “se vuelve una fuente abundantísima de descuentos salariales”4.

De esta manera, como es el salario el que controla la cantidad y la calidad de los productos del trabajo, la supervisión en este proceso se vuelve inútil, pues el trabajo que no cumple con la calidad requerida es, a final de cuentas, puesta por el propio trabajador, y no por el dueño del capital. En esta situación, se convierte en interés personal de cada trabajador, prolongar su jornada laboral y aumentar la intensidad del trabajo para no ver comprometido su salario. Así, la explotación de los trabajadores se lleva a cabo por ellos mismos.

Por otro lado, los gastos que se derivan del proceso de trabajo (internet, luz o plan telefónico, etc.), así como el desgaste de la maquinaria de trabajo —regularmente de los propios trabajadores— (computadoras, papelería o el celular, etc.), son desembolsados por el propio trabajador. Esta situación disminuye el salario del trabajador, pues, tomando en cuenta que estos gastos ahora salen de su propio bolsillo, la parte destinada a su subsistencia y la de su familia se ve disminuida. Por otro lado, los dueños del capital, gracias a que ya no tienen que cubrir estos gastos, logran aumentar sus ganancias.

Además, el trabajo a destajo en su versión moderna de home-office añade al trabajador y a su familia, la presión de estar siempre disponible, pues el límite de la jornada laboral se desdibuja dentro de su propia casa y queda sujeto a las necesidades del capital.

En apariencia, el home-office fortalece, por una parte, el sentimiento de libertad e independencia en los trabajadores, pero por otro lado , fomenta la individualidad de los trabajadores y la competencia entre ellos mismos. De esta forma, la calidad y cantidad media del trabajo se eleva desplazando a los trabajadores que no puedan competir por distintas razones, ignorando las condiciones de vivienda o las distintas circunstancias dentro del hogar de los trabajadores.

Por lo tanto, el trabajo a destajo representa para el trabajador más desventajas que virtudes donde el dueño del capital termina siendo quien se beneficia de esta forma de trabajo. Cada vez más empresas prefieren adaptarse para gestionar el trabajo mediante home-office y para eso, deben convencer al trabajador de su conveniencia.

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1 “… -figura oficialmente, junto al salario por tiempo en las leyes laborales francesas e inglesas del siglo XIV-…”. Marx, Karl. El capital. Pp. 678. Ciudad de México: Siglo XXI de España Editores, S.A. «

2 “… el salario se mide por la cantidad de productos en que se condensa el trabajo durante un tiempo determinado.” Ibid. Pp 673. «

3 Revisar: Bar, Marian. Limón a destajo: "12 horas de trabajo, 12 pesos el cajón". La izquierda diario. En: http://www.laizquierdadiario.com/Cronicas-obreras-laburamos-a-destajo-12-horas-por-12-el-cajon  «

4 Ibid. Pp 674. «

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