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El planeta se da un respiro

“La economía del mundo se tambalea porque sólo estamos consumiendo lo que necesitamos.1

La pandemia por covid-19 que, a la fecha en que escribo esto, nos tiene resguardados en nuestras casas, y que parece “arruinar” todo plan, al menos hasta que termine el verano, ha destapado un sinfín de verdades.

Verdades que, aparentemente, conocíamos, pero preferíamos omitir.

Recordemos que, una de las indicaciones que se ha reiterado exhaustivamente en esta ya declarada emergencia sanitaria de carácter mundial, es permanecer en casa, razón por la cual, millones de personas en el mundo se han visto obligadas a una reducción en su salario, y otros millones más, a percibir salario alguno o perder su empleo.

Todo ello podría significar un cataclismo para el sector de los servicios, pues, en teoría, no tendrían empleados que generaran plusvalor a la empresa, sin embargo, no ha sido así; resulta que una práctica que en estos tiempos ha tomado mayor relevancia en muchas partes del mundo, y no únicamente en las grandes ciudades (sector para el que fue idealizada la actividad en un principio), ha demostrado que se puede generar valor desde casa, sin la necesidad de desplazarse a través de los distintos sistemas de transporte público o privado que una ciudad ofrece. Hablamos del Home Office.

Pareciera que el esquema de aldea global perdiera sentido, pues, entendemos que no es necesario trasladarnos de un lugar a otro, las arterias principales y nodos citadinos resultan innecesarios; la ciudad requiere de la mano de obra recorriendo las calles para funcionar.

Poniendo como ejemplo a la Ciudad de México, y desde un punto de vista meramente personal, la capital del país se siente incompleta, las principales avenidas y calles de la ciudad lucen vacías, la ausencia de actividad humana le da a la ciudad una apariencia de desolación, pero, a diferencia de un escenario distópico hollywoodense, la gran urbe luce, por momentos, muy tranquila.

Imagen obtenida de MX City Guía Insider
Tenemos pues, frente a nuestros ojos, la prueba inequívoca de que la actividad humana en las grandes ciudades se comporta de manera inverosímil, así como la evidencia que revalida el hecho de que no es necesaria una movilización masiva para que las grandes instituciones y empresas funcionen. 

Cabe señalar que el planeta ha experimentado, en varias regiones, una disminución considerable en las emisiones de carbono, producto del confinamiento en grandes ciudades y áreas metropolitanas en prácticamente todos los continentes.

Y, ante esto, las naciones productoras de petróleo más importantes se dieron cuenta que la crisis provocada por la pandemia sólo agravó la brecha entre el petróleo ofertado y demandado en el mundo. El mercado de hidrocarburos está desesperado por vender cuanto más pueda sus reservas de petróleo. Reservas que claramente no necesitamos por el momento.

A lo anterior hay que sumarle el fenómeno denominado Backwardation, lo que significa que, aún con la caída en los precios del petróleo, existe una negativa ante la compra, pues, la situación deja entrever que los precios en un futuro inmediato serán aún más bajos.

La industria del “oro negro” se encuentra en jaque, por decir lo menos.

El planeta se da un respiro, descansa, aunque sea por unos meses, de la excesiva actividad humana, empeñada en destruir cuanto recurso se le cruce, recurso que el modo de producción capitalista seguramente no necesita y no utilizará, pero a como dé lugar, explotará.

Se nos presenta la gran oportunidad, en pleno confinamiento, de identificar qué conductas son imprescindibles fuera de nuestros hogares, y qué conductas son un capricho, hacer frente a la devastación ambiental y mitigar el cambio climático aún está en nuestras manos.

Deseando se encuentren bien, les mando un saludo. Hagamos nuestra parte en esta pandemia quedándonos en casa y atendiendo las indicaciones de las autoridades. Es responsabilidad de todas y todos ralentizar la propagación del virus.


Referencias:
1 Inurrieta (@inurrieta) La economia del mundo se tambalea porque sólo estamos consumiendo lo que necesitamos. 12 abr 2020. 15:21 pm GMT-5 «
Borja, Jordi y Castells, Manuel. (2000). Local y global. La gestión de las ciudades en la era de la información. Ciudad de México, México: Taurus.

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