Ir al contenido principal

La batalla por Seattle.


“Así, la libertad económica significaría la libertad de la economía, de estar controlados por fuerzas y relaciones económicas, liberación de la diaria lucha por la existencia, de ganarse la vida.”
Marcuse (1954) El hombre unidimensional

Sentados en una intersección vehicular, una muchedumbre se dispone a ver, en medio de la avenida, “13th”, un documental de Ava DuVernay cuya exposición gira en torno a la perpetuación de la esclavitud de las personas negras a través de la institucionalidad carcelaria. Así pues, algunos centros penitenciarios del “país de la libertad” se han convertido en centros de trabajo esclavista. Por su parte, el título “13th” hace alusión a la décimo tercera enmienda estadounidense, la cual solamente oblitera en papel, más no en la práctica, la esclavitud en los Estados Unidos. 

La proyección de dicha cinta no es un hecho casual. Ha sido proyectada como una forma de concientización —colectiva y oportuna—, por y para los habitantes de Capitol Hill Autonomous Zone (CHAZ). Un espacio urbano de aproximadamente seis cuadras en el estado de Seattle, el cual ha sido tomado por los manifestantes del movimiento Black Lives Matter, justo después de que la policía haya decidido retirarse. Las acciones en los días subsecuentes no fueron otra cosa que radicales: círculos de poesía, shows de música, alimentación gratuita, creación de huertos, servicios médicos, actividades para los infantes, cursos educativos, discursos y cine al aire libre. 

¿Pero cuál es el significado de estas acciones y por qué son actos que pueden ser adjetivados de radicales? Los habitantes de CHAZ han transgredido aquello que,desde una perspectiva materialista-histórica— es considerado como la base de la sociedad y la civilización: la economía. Sin saberlo (¿Lo saben?), los ocupantes han terminado las relaciones sociales de producción capitalistas: En estos momentos, y mientras dure, la relación capital-trabajo ha sido suspendida. La producción de su materialidad y reproducción de sus vidas no ha tenido que “legalizarse” a través del trabajo asalariado, ni por medio de una producción cuyo fin sea la acumulación de capital. Por el contrario, ha sido la necesidad la que ha regido su actividad económica, lo cual es lo que les ha permitido apropiar, reivindicar y reutilizar los espacios. De esta forma es que se vuelven posibles imágenes en las cuales la multitud convierte a las avenidas en escenarios de música y cine, cuya funcionalidad está destinada —en principio— a que los vehículos circulen; hacer plantíos y huertos en las macetas de la zona o convertir zonas enteras en espacios de atención médica. Es en el marco de detención de esas relaciones de producción capitalistas que la organización y transformación comunitaria es posible. 


Si los objetivos de CHAZ apuntan a construir un barrio libre de policía es porque primero se está tomando y haciendo uso de la libertad económica. Especificamos (antes de que el lector decida ponerse en guardia) que entendemos “libertad económica” a través de la óptica materialista-histórica, esto no es en lo absoluto, similar a la “libertad económica” de la “ciencia” económica ortodoxa y convencional, la cual entiende —de forma apolítica y ahistórica—, a dicha libertad como la no intervención del estado en la dinámica “del mercado”. 

En contraparte, la libertad económica materialista, va un poco más allá, pues comprende que es la capacidad que tiene la humanidad de elegir la forma en la que produce y se reproduce; “Libertad es libertad para causar” dice M. Heidegger. Por medio de este filosofar materialista-histórico es que se puede vislumbrar la línea divisoria entre humanidad y animalidad: no es la habilidad de raciocinio, de lenguaje, de comunicación, ni el sentido civil o práctico, lo que separa a hombres y mujeres de la bestia, sino el elegir cómo produce, distribuye y consume. Así, a diferencia de la abeja que estará condenada por su fisiología a ser abeja obrera de por vida, o del oso hormiguero que está asido a succionar hormigas de un montículo; del lobo, león y hienas, sujetos a búsquedas y encuentros con su presa, el ser humano no lo está. La forma de su producción y reproducción está entregada a libertad. Libertad de producir, de crear, de transformar, de causar… A través de su relación e interacción (luego de haber creado los medios) con la materialidad que los rodea: la naturaleza. Desafortunadamente, los sistemas económicos fueron (de)formados por la privación de los vínculos con los cuales la humanidad mantenía relación con su entorno natural; en otras palabras, por la privatización de los medios de producción: así, la libertad económica que le fue entregada a hombres y mujeres se había perdido. No obstante, esta perdición de la libertad no es definitoria, la posibilidad de retomarla se encuentra latente en todo momento, pues no existen ataduras fisiológicas, biológicas, naturales o incluso sociales que lo impidan, sobre este último (seguramente el obstáculo más difícil de sortear a la hora de retomar dicha libertad) Bolivar Echeverría es firme: “Condiciona, pero no obliga, a lo que habrá de ser”.

Lo acaecido en Seattle fue y es un acto que trasciende sus propios objetivos de liberación policiaca; la transformación de su espacialidad-material trastoca lo más profundo de la civilización. Capitol Hill Autonomous Zone es la comprobación directa de que la organización y cooperación mutua de los individuos para hacer a un lado los objetivos de acumulación, poniendo al frente la necesidad de reproducción, es la llave de acceso al tesoro oculto y enigmático —pero nunca ausente—, que es la libertad.


Haziel Ángeles Juárez. Marx no dijo que no puedo ser fanboy de Playstation. Chimalhuacán, ya no me das pena. No soy mandilón. Saludos a mi novia.

Comentarios